Los programas de financiamiento
vigentes para la CTI nacional han demostrado signos
preocupantes de agotamiento que superan sus deficiencias presupuestarias. Es así como diversos problemas administrativos,
reglamentarios y de coordinación entre programas han causado serios atrasos en
la entrega de recursos a través de CONICYT, afectando la subsistencia y el
trabajo de cientos de investigadores y sus equipos. Por otra parte, la figura de subsidio a la
demanda individual tiene como consecuencia que tanto las becas de posgrado como
muchos proyectos de investigación funcionan en la práctica como préstamos con
garantía de pagaré, un mecanismo de financiamiento a lo menos cuestionable.
Esto sumado a la explosiva demanda causada por la formación de doctorados
dentro y fuera de Chile, y a la completa desregulación laboral que han
instalado estos instrumentos en muchas de las
instituciones que ejecutan CTI, hacen insostenible la continuidad de nuestros
principales programas de financiamiento sin cambios de fondo.
Como parte fundamental de estos
cambios planteamos que los instrumentos que se adopten no solo promuevan el
crecimiento de las actividades de CTI sino que también apunten al desarrollo sostenible del
país, asegurando un
alto impacto social, el
respeto de los derechos
laborales de quienes participan
en investigación, junto con los más altos estándares en buenas prácticas
de investigación.
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